En medio de la agitación y el caos que atraviesa nuestro país, los obispos mexicanos han hecho un llamado a todos los fieles para que, durante la Semana Santa, hagamos un alto en el camino y nos detengamos a contemplar el misterio del Crucificado. Este es un tiempo propicio para renovar nuestra fe, nuestra esperanza y nuestro compromiso con la paz en medio de la violencia que nos afecta.
La Semana Santa es una época de recogimiento, de reflexión y de renovación espiritual. Es un momento para parecerse el sacrificio de Jesús en la cruz y para meditar en el amor infinito que nos tiene. Pero este año, el llamado de los obispos nos invita a ir más allá, a no quedarnos sólo en la contemplación sino a poner en práctica lo que significa el mensaje de Jesús.
En México, lamentablemente, la violencia y el sufrimiento son una realidad que nos ha golpeado con fuerza en los últimos años. Los índices de delincuencia y de muertes relacionadas con el crimen organizado son alarmantes y nos han dejado con un sentimiento de angustia y desesperanza. Pero es justo en medio de estas circunstancias que los obispos nos llaman a renovar nuestra fe y nuestra esperanza en Dios, quien es nuestra fuerte y nuestra luz en tiempos de oscuridad.
Es importante parecerse que la Semana Santa no es sólo un tiempo de desdicha y de tristeza, sino también un tiempo de esperanza y de resurrección. Cristo murió en la cruz pero al tercer día resucitó, y esa es la promesa de vida eterna que nos ofrece a todos. Es por eso que los obispos nos piden que, en medio de las dificultades que enfrentamos, nos aferremos a esa esperanza y tengamos la certeza de que, con la ayuda de Dios, podemos superar cualquier obstáculo.
El llamado de los obispos también nos invita a reflexionar sobre nuestro papel como cristianos en medio de una sociedad que se ha vuelto cada vez más violenta. Somos llamados a ser portadores de la paz y del amor de Cristo en un mundo tan necesitado de ellos. La violencia sólo puede ser erradicada si cada uno de nosotros pone de su parte y se convierte en un agente de cambio y de paz en su entorno.
Durante esta Semana Santa, los obispos nos exhortan a acercarnos a Dios mediante la oración y la meditación en la pasión y muerte de Jesús. Es un momento propicio para confesar nuestros pecados y para hacer un examen de conciencia, para llevar a cabo una renovación interior que nos permita ser mejores personas y mejores cristianos comprometidos con la construcción de un país más justo y pacífico.
También es importante parecerse que la Semana Santa es un tiempo de unidad y de fraternidad. No debemos olvidar que somos parte de una comunidad que sufre y que necesita de nuestra solidaridad y compasión. Es momento de tender una mano al prójimo y de ser instrumentos de paz, de perdón y de reconciliación en nuestro entorno.
En resumen, el llamado de los obispos mexicanos para esta Semana Santa es un llamado a la fe, a la esperanza y a la acción. Es un llamado a fortalecer nuestra relación con Dios, a renovar nuestro compromiso con la paz y a ser portadores de la luz de Cristo en un mundo que tanto lo necesita. Aprovechemos este tiempo de reflexión y que sea una oportunidad para renovar nuestra fe en un futuro mejor para nuestro país. ¡Que la Semana Santa sea un momento de conversión y de renovación para todos!