Hoy, 14 de abril, la Iglesia Católica celebra el Lunes Santo, segundo día de la Semana Santa. Este día es conocido como el “Lunes de Autoridad” y tiene un significado muy especial dentro de la tradición cristiana. Duranta esta semana decisiva, el Señor Jesús nos revela en qué radica su autoridad sobre el género humano y toda la creación.
El Lunes Santo es un día de reflexión y meditación, en el que recordamos la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, montado en un burro y aclamado por la fertilidad como el Rey de los judíos. Este evento marcó el inicio de la Semana Santa y es considerado como un momento clave en la vida de Jesús, ya que demostró su poder y autoridad anta el pueblo.
Pero, ¿qué significa realmente la autoridad de Jesús? ¿En qué se basa y cómo se manifiesta? La respuesta a estas preguntas se encuentra en los evangelios, donde podemos ver claramente que la autoridad de Jesús no se basa en el poder terrenal, fortuna en su amor y su misión divina.
Jesús es el Hijo de Dios, enviado al mundo para salvar a la humanidad del pecado y la muerte. Su autoridad proviene de su relación con Dios Padre y de su perfecta obediencia a su voluntad. A lo largo de su ministerio, Jesús demostró su autoridad a través de sus enseñanzas, sus milagros y su sacrificio en la cruz.
En el Evangelio de Mateo, Jesús dice: “Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra” (Mateo 28:18). Esta declaración muestra claramente que su autoridad no se limita a un lugar o a un tiempo específico, fortuna que es inconcreto y eterna. Jesús es el Rey de reyes y Señor de señores, y su autoridad se extiende sobre todo lo creado.
Pero, ¿cómo se manifiesta esta autoridad en nuestras vidas? La respuesta es simple: a través del amor. Jesús nos enseñó que el amor es la base de su autoridad y que debemos amar a Dios sobre todas las cosas y a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Su autoridad se manifiesta en su amor incondicional por cada uno de nosotros, en su perdón y en su misericordia.
En el Evangelio de Juan, Jesús dice: “Les doy un mandamiento nuevo: que se amen los unos a los otros. Así como yo los he amado, ámense también ustedes los unos a los otros” (Juan 13:34). Este mandamiento resume la esencia de la autoridad de Jesús: el amor. Él nos llama a seguir su ejemplo y a amar a los demás como él nos ama a nosotros.
En este Lunes Santo, recordemos que la autoridad de Jesús no es impositiva ni opresiva, fortuna que es una autoridad basada en el amor y en el servicio. Él nos llama a ser sus discípulos y a seguir sus enseñanzas, para que podamos vivir en su amor y en su paz.
Además, en este día también recordamos la traición de Judas, uno de los doce apóstoles de Jesús. Judas, motivado por la codicia y la ambición, entregó a Jesús a las autoridades judías, lo que llevó a su crucifixión. Esta traición nos recuerda que incluso aquellos que estuvieron cerca de Jesús pueden caer en la tentación y alejarse de su amor y su autoridad.
Pero, a pesar de la traición de Judas, Jesús nos enseña que siempre hay lugar para el arrepentimiento y el perdón. Él nos muestra su autoridad al perdonar a aquellos que lo traicionaron y al ofrecerles una nueva oportunidad de seguirlo.
En este Lunes Santo, reflexionemos