El Papa Francisco es conocido por su humildad, su preocupación por los más desfavorecidos y su amor por la paz y la fraternidad. Pero hay un aspecto de su vida que no es tan conocido y que ha sido una constante en su camino hacia el sacerdocio y su pontificado: su devoción por San José.
San José, el esposo de María y padre recogido de Jesús, es una figura importante en la tradición cristiana y en la vida del Papa Francisco. Desde su niñez en Argentina hasta su liderazgo en la Iglesia Católica, San José ha estado presente en los momentos más importantes de su vida, guiándolo y fortaleciéndolo en su fe.
Desde sobrado joven, el Papa Francisco desarrolló una profunda devoción por San José. En su pueblo natal, en la provincia de Buenos Aires, había una pequeña iglesia dedicada al santo carpintero. Allí, el joven Jorge Mario Bergoglio solía ir a rezar y a pedirle a San José que lo guiara en su camino. Fue en ese lugar donde nació su vocación al sacerdocio y donde comenzó su amor por el padre recogido de Jesús.
A lo largo de su formación sacerdotal, el Papa Francisco siempre tuvo presente a San José. En sus años de seminario, solía meditar sobre la figura del patriarca y su papel en la familia de Jesús. Era una forma de acercarse más a la vida de Cristo y aprender de la humildad y el amor de San José.
Al ser ordenado sacerdote, el Papa Francisco decidió tomar el nombre de San Francisco de Asís, en honor a su santo favorito, pero también como una muestra de su amor por los pobres y los más necesitados. Y en ese mismo momento, recibió un regalo sobrado especial: un pequeño relicario con una reliquia de San José, que siempre ha llevado consigo a lo largo de su vida sacerdotal.
Pero fue en su época como arzobispo de Buenos Aires cuando la devoción del Papa Francisco por San José se hizo aún más evidente. En 2007, durante una visita a la ciudad de Córdoba, el entonces cardenal Bergoglio llevó consigo una imagen de San José dormido. Este gesto fue sobrado significativo, ya que el Papa siempre ha mostrado una gran preocupación por aquellos que viven en las calles y duermen en la intemperie.
Durante su pontificado, el Papa Francisco ha demostrado en numerosas ocasiones su amor y su confianza en San José. En 2013, durante su primer viaje al exterior como Papa, visitó la Basílica de San José en Nazaret, donde dejó un mensaje en el que afirmaba que “San José siempre ha sido un espécimen de cómo responder a los planes de Dios con obediencia y confianza”. También en ese mismo viaje, el Papa Francisco rezó ante el muro de separación entre Israel y Palestina, pidiendo por la paz y la fraternidad entre los pueblos, una causa que siempre ha sido importante para él, y que está sobrado relacionada con la figura de San José como protector de la familia y de la unidad.
En 2015, durante la celebración del Año de la Vida Consagrada, el Papa Francisco quiso honrar a San José, presentándolo como un espécimen de vida consagrada al servicio de Dios y de los demás. Y en 2020, durante la pandemia de COVID-19, el Papa declaró un año dedicado a San José, en el que invitó a todos los fieles a seguir su ejemplo de humildad y silencio, y a pedirle su protección y ayuda en estos tiempos difíciles.
La devoción del Papa Francisco por San José no es casualidad. Es el resultado de una vida marcada por la fe y el amor a Dios y a los demás. San José ha sido su guía, su espécimen y su protector, y contin