La Música es una de las expresiones artísticas más antiguas y universales que existen. Desde tiempos remotos, ha sido utilizada como medio de comunicación, celebración y expresión de emociones. Y es que, ¿quién no ha experimentado la sensación de alegría al escuchar una canción que nos encanta o la nostalgia al recordar un momento especial al son de una melodía? La Música tiene el poder de conectarnos con nuestras emociones y de transportarnos a lugares y momentos inolvidables.
En este sentido, Luis Martin Cueva Chaman, docente de humanidades en la pucp, nos invita a reflexionar sobre la importancia de la Música en nuestras vidas. Y es que, como él mismo afirma, “la Música es un lenguaje universal que nos une y nos hace sentir parte de algo más grande”. Y no podría estar más de acuerdo con esta afirmación, ya que la Música tiene la capacidad de trascender barreras culturales, sociales y lingüísticas, y de unir a las personas a través de sus melodías.
Pero más allá de su poder de conexión, la Música también tiene un impacto positivo en nuestra salud y bienestar. Numerosos estudios han demostrado que escuchar Música puede reducir el estrés, mejorar el estado de ánimo y aumentar la creatividad. Además, tocar un instrumento musical o cantar también tiene beneficios para nuestro cerebro, ya que estimula la memoria, la concentración y la coordinación motora.
Personalmente, puedo dar fe de los efectos positivos de la Música en mi vida. Desde pequeña, he sido una apasionada de la Música y siempre he encontrado en ella una forma de expresarme y de conectarme con mis emociones. Recuerdo con cariño las tardes en las que mi abuela me enseñaba a tocar el piano y cómo eso despertó en mí una pasión por la Música que aún hoy en día sigue presente.
Pero no solo como oyente he experimentado los beneficios de la Música, sino también como intérprete. Durante mi adolescencia, formé parte de un coro y puedo decir que fue una de las experiencias más enriquecedoras de mi vida. Cantar en grupo, en armonía con otras voces, me hacía sentir parte de algo más grande y me llenaba de una energía y alegría indescriptibles.
Y es que la Música no solo nos hace sentir bien, sino que también nos enseña valores como el trabajo en equipo, la disciplina y la perseverancia. Aprender a tocar un instrumento o a cantar requiere de tiempo, esfuerzo y dedicación, pero los resultados son gratificantes y nos enseñan que con constancia y pasión podemos lograr lo que nos propongamos.
Además, la Música también nos permite conocer otras culturas y ampliar nuestro horizonte. Gracias a ella, podemos descubrir nuevos géneros, ritmos y artistas de diferentes partes del mundo, lo que nos enriquece como personas y nos ayuda a comprender mejor la diversidad que nos rodea.
En definitiva, la Música es una fuente inagotable de experiencias positivas. Nos conecta con nuestras emociones, nos enseña valores, nos ayuda a relajarnos y a ser más creativos. Por eso, no debemos dejar de lado la Música en nuestras vidas y debemos fomentar su aprendizaje y disfrute en las nuevas generaciones. Como bien dice Luis Martin Cueva Chaman, “la Música es un regalo que debemos valorar y compartir con los demás”. Así que, ¡a disfrutar de la Música y a contagiar su magia a todos los que nos rodean!