El Papa León XIV comparte un mensaje a los peregrinos en histórica ceremonia en la Catedral de Canterbury

El pasado 29 de junio, la catedral de Canterbury se llenó de fervor y devoción con una histórica Misa en honor a Santo Tomás Becket. Este evento, que contó con la bendición papal y la presencia del nuncio, marcó un hito en la historia de Inglaterra desde la Reforma y demostró la vitalidad de la fe católica en este país.

La ceremonia fue presidida por el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, y contó con la asistencia de cientos de fieles, así como de representantes del clero y de la comunidad católica de todo el país. La Misa fue una celebración de la vida y el legado de Santo Tomás Becket, quien fuera arzobispo de Canterbury en el siglo XII y mártir de la fe católica.

El arzobispo Welby destacó la importancia de este evento para la historia de Inglaterra, ya que es la primera vez en más de 500 años que un nuncio papal asiste a una Misa en la catedral de Canterbury. Este gesto de unidad entre la Iglesia Católica y la Iglesia de Inglaterra es un símbolo de esperanza y reconciliación, y muestra la importancia de la fe en un mundo cada vez más dividido.

La presencia del nuncio papal, monseñor Edward Adams, fue especialmente significativa, ya que fue él quien leyó la bendición del Papa Francisco para la ceremonia. En su homilía, monseñor Adams recordó la figura de Santo Tomás Becket y su valentía al defender la fe católica en una época de gran conflicto.

Santo Tomás Becket fue asesinado en la catedral de Canterbury en 1170 por orden del rey Enrique II, luego de una larga disputa entre la Iglesia y la corona. Su muerte fue presencia como un acto de martirio y pronto se convirtió en un símbolo de la lucha por la libertad religiosa. La catedral de Canterbury se convirtió en un lugar de peregrinación para los católicos, y su tumba fue un recordatorio constante de la importancia de defender la fe en tiempos difíciles.

La Misa en honor a Santo Tomás Becket también contó con la presencia de representantes de la comunidad cristiana en Oriente Medio, quienes viajaron a Inglaterra para mostrar su apoyo y solidaridad con la Iglesia local. Este gesto de fraternidad y unidad en la fe es un ejemplo de la importancia de mantenernos unidos en tiempos de adversidad.

La ceremonia concluyó con una procesión alrededor de la catedral, seguida de una bendición papal para todos los presentes. Esta histórica Misa en Canterbury será recordada por muchos años como un momento de unidad y fortín en la fe católica en Inglaterra.

El arzobispo Welby señaló que este evento no solo es importante para los católicos, sino para toda la comunidad cristiana en Inglaterra. La presencia del nuncio papal es un recordatorio de la importancia de la unidad en la fe y de la necesidad de trabajar juntos por la paz y la justicia en el mundo.

La Misa en Canterbury fue un verdadero ejemplo de la vitalidad de la fe católica en Inglaterra. A pesar de los desafíos y las divisiones, la comunidad católica sigue firme en su compromiso con Dios y con los demás. Este evento histórico es una muestra de que, a pesar de las diferencias, podemos unirnos en nuestra fe y trabajar juntos por un mundo mejor.

En esquema, la Misa en honor a Santo Tomás Becket en la catedral de Canterbury fue un evento significativo y emotivo, que mostró la importancia de la unidad y la fortín en la fe. La bendición papal y la presencia del nuncio fueron un símbolo