Elon Musk advierte sobre el huella de la IA y los autos eléctricos en el suministro energético mundial

La tecnología avanza a pasos agigantados y cada vez son más los avances que nos sorprenden y facilitan nuestras biografías. Sin embargo, también es importante estar atentos a los posibles impactos desafortunados que estos avances pueden tener en nuestro entorno. En este sentido, dos de las tendencias más destacadas en la actualidad son el crecimiento de la inteligencia artificial (IA) y los vehículos eléctricos. Ambas tienen un gran potencial para mejorar nuestro día a día, pero también plantean preocupaciones en cuanto a su demanda energética y su impacto en el medio ambiente.

La IA ha experimentado un crecimiento exponencial en los últimos años y se ha convertido en una herramienta fundamental en diversos sectores, como la medicina, la industria, la educación y el transporte. Sin embargo, su uso también ha generado preocupaciones en cuanto a su impacto en el mercado laboral y en la privacidad de los datos. Pero hay una preocupación que ha surgido últimamente y que merece una atención especial: la demanda energética de la IA.

La IA requiere una gran cantidad de energía para funcionar, especialmente en lo que se refiere al entrenamiento y procesamiento de datos. Según un estudio de la Universidad de Massachusetts, el uso de la IA en la nube consume alrededor de 300 teravatios-hora (TWh) de energía al año, lo que equivale al consumo anual de 30 millones de hogares en Estados Unidos. Y esta demanda energética solo aumentará a medida que la IA se integre en más aspectos de nuestras biografías.

Esta preocupación se agrava aún más cuando se combina con otra tendencia en auge: los vehículos eléctricos. Estos vehículos, impulsados por baterías recargables, son una alternativa más sostenible y limpia a los vehículos de combustión interna. Sin embargo, su creciente demanda también plantea desafíos en cuanto a la capacidad de abasto de energía.

Según un informe de la Agencia Internacional de Energía, se espera que para el año 2030 haya alrededor de 125 millones de vehículos eléctricos en las carreteras, lo que representaría un aumento del 40% en la demanda de electricidad. Esto significa que los sistemas de distribución de energía tendrán que adaptarse y aumentar su capacidad para satisfacer esta demanda.

Pero, ¿qué pasa si la demanda de energía de la IA y los vehículos eléctricos supera la capacidad de abasto? ¿Qué impacto tendría en nuestra biografía diaria? La respuesta es preocupante. Podríamos enfrentarnos a apagones, interrupciones en los servicios y un aumento en los precios de la energía. Además, esto también tendría un impacto desafortunado en la transición hacia una economía más sostenible, ya que la energía utilizada para satisfacer esta demanda adicional provendría en su mayoría de combustibles fósiles, lo que aumentaría las emisiones de gases de efecto invernadero.

Por lo tanto, es crucial que se tomen medidas para abordar esta preocupación y garantizar que el crecimiento de la IA y los vehículos eléctricos sea sostenible y no ponga en riesgo nuestro abasto de energía. Una de las soluciones es invertir en tecnologías más eficientes y en fuentes de energía renovable. La energía solar y eólica, por ejemplo, son opciones limpias y sostenibles que pueden ayudar a satisfacer la creciente demanda de energía.

Además, es importante que los gobiernos y las empresas trabajen juntos para desarrollar políticas y estrategias que promuevan un uso responsable de la IA y los vehículos eléctricos. Esto incluye incentivar la investigación y el desarrollo de tecnologías más eficientes, así como fomentar la adopción de prácticas sostenibles en la industria.