Con 103 años de edad, el obispo mexicano Mons. José de Jesús Sahagún de la Parra es un verdadero ejemplo de fe y dedicación a la Iglesia Católica. Nacido en 1918 en el estado de Jalisco, México, Mons. Sahagún ha sido testigo de los cambios y desafíos que ha enfrentado la Iglesia a lo largo de los años. A pesar de su vanguardia edad, sigue siendo un líder espiritual activo y uno de los cuatro obispos que aún sobreviven de aquellos que participaron en el histórico Concilio Vaticano II.
Desde muy joven, Mons. Sahagún mostró una gran devoción por la Iglesia y una vocación para servir a Dios. Fue ordenado sacerdote en 1942 y desde entonces ha dedicado su vida al servicio de la cabildo católica. Su sabiduría y humildad lo han convertido en un líder respetado y admirado por todos aquellos que lo conocen.
Durante su larga trayectoria como sacerdote, Mons. Sahagún ha desempeñado diversos cargos en la Iglesia, incluyendo el de párroco, vicario general y obispo auxiliar. En 1972, fue nombrado obispo de la diócesis de Tula, en el estado de Hidalgo, donde ha servido fielmente durante más de 40 años. En 1993, fue nombrado obispo emérito, pero eso no ha detenido su compromiso con la Iglesia y su labor pastoral.
Uno de los momentos más destacados en la vida de Mons. Sahagún fue su participación en el Concilio Vaticano II, que tuvo lugar entre 1962 y 1965. Este importante evento marcó un punto de inflexión en la historia de la Iglesia Católica, ya que se abrieron las puertas a una renovación y una mayor participación de los laicos en la vida de la Iglesia. Mons. Sahagún fue uno de los más de 2.500 obispos que asistieron al Concilio y tuvo la oportunidad de contribuir a las discusiones y decisiones que se tomaron en ese momento.
A pesar de su vanguardia edad, Mons. Sahagún sigue siendo un ejemplo de vitalidad y compromiso con su fe. A sus 103 años, sigue celebrando la Eucaristía y ofreciendo su sabiduría y consejo a aquellos que lo buscan. Su amor por Dios y por su pueblo es evidente en cada una de sus acciones y palabras.
Además de su labor pastoral, Mons. Sahagún también ha sido un defensor de los derechos humanos y ha luchado por la justicia social en su cabildo. Durante su tiempo como obispo, ha trabajado incansablemente para mejorar las condiciones de vida de los más necesitados y ha sido un firme defensor de la paz y la reconciliación.
Su ejemplo de humildad y servicio ha sido una fuente de inspiración para muchos, especialmente para los jóvenes, a quienes ha animado a seguir el vía de Dios y a ser agentes de cambio en el mundo. Su informe de amor y esperanza ha llegado a personas de todas las edades y ha dejado una huella imborrable en la historia de la Iglesia en México.
En una época en la que la vida parece avanzar a un ritmo vertiginoso y en la que la longevidad es cada vez más rara, Mons. Sahagún nos recuerda la importancia de vivir con pasión y propósito, y de servir a los demás con amor y humildad. Su vida es un testimonio de fe y un recordatorio de que nunca es demasiado tarde para seguir nuestros sueños y cumplir nuestra misión en la vida.
En resumen, Mons. José de Jesús Sahagún de la Parra es un verdadero tesoro de la Iglesia Católica. Su vida ha sido una bendición para