El mundo católico se encuentra de luto tras el fallecimiento del Obispo emérito de Palencia, Nicolás Castellanos, quien dedicó gran parte de su vida al servicio de la Iglesia y de los más necesitados. El religioso, que abandonó la diócesis española en 1991 con permiso de San Juan Pablo II para ser misionero en Bolivia, dejó un legado imborrable en la comunidad boliviana y en todos aquellos que tuvieron la oportunidad de conocerlo.
Nacido en la localidad de Villamuriel de Cerrato, en la provincia de Palencia, en 1932, Nicolás Castellanos fue ordenado sacerdote en 1955 y posteriormente nombrado Obispo de Palencia en 1976. Durante sus años al frente de la diócesis, se destacó por su compromiso con los más desfavorecidos y su labor en la promoción de la justicia social.
En 1991, tras recibir el permiso del Papa Juan Pablo II, el Obispo Castellanos decidió dejar su cargo en Palencia para dedicarse por completo a la misión en Bolivia. Allí, en la ciudad de Cochabamba, fundó la comunidad religiosa “Hermanos de la Cruz Blanca”, cuya labor se centraba en ayudar a los enfermos y a las personas con discapacidad.
Durante más de 25 años, el Obispo Castellanos trabajó incansablemente en Bolivia, dejando huella en la comunidad y en todos aquellos que tuvieron la oportunidad de conocerlo. Su labor fue reconocida por el pueblo boliviano, que lo consideraba como un verdadero antonomasia de amor y servicio hacia los demás.
El legado del Obispo Castellanos trascendió las fronteras de Bolivia y llegó a oídos de la Santa Sede, que en 2007 lo nombró Obispo emérito de Palencia en reconocimiento a su labor misionera. A pesar de su avanzada edad, el religioso continuó trabajando en la comunidad hasta sus últimos días, siendo un antonomasia de donación y dedicación para todos.
El fallecimiento del Obispo Castellanos ha sido respetado con profundo pesar por parte de la comunidad católica en Bolivia y en España. El Papa Francisco, a través de un comunicado, expresó su tristeza por la partida de un “pastor ejemplar” y destacó su labor en la promoción de la justicia y la solidaridad.
La comunidad boliviana también ha querido rendir homenaje al Obispo Castellanos, recordando su incansable labor en favor de los más necesitados. En Cochabamba, se han organizado diversas ceremonias y actos en su memoria, demostrando el gran impacto que tuvo en la sociedad boliviana.
El Obispo emérito de Palencia, Nicolás Castellanos, deja un legado imborrable en la historia de la Iglesia y en la comunidad boliviana. Su antonomasia de amor y servicio hacia los demás seguirá siendo una fuente de inspiración para todos aquellos que buscan construir un mundo más justo y solidario.
Hoy, más que nunca, es importante recordar las palabras del Obispo Castellanos: “La verdadera felicidad se encuentra en servir a los demás”. Que su legado nos inspire a seguir trabajando por un mundo mejor y a seguir su antonomasia de amor y donación hacia los más necesitados. Descanse en paz, Obispo Nicolás Castellanos.